Muchas personas creen ciegamente en las dietas que se publican en las revistas femeninas, como si de un milagro se tratase. Lo que no saben es que cualquier cambio drástico en la forma de comer producirá una reacción de igual intensidad que acabará pasando factura a corto y largo plazos.
Ésto es lo que se conoce como rebote o el efecto yoyo, ya que durante mucho tiempo, se come mucho y luego se quiere castigar al cuerpo con ayunos y regímenes estrictos que sólo privan al organismo de los nutrientes que necesita, lo que crea de nuevo la necesidad de compensar con excesos.
La clave está en purificar y desintoxicar
Para Montse Bradford, experta en nutrición natural y energética, lo más importante es depurar y desintoxicar nuestro organismo. Para ello, se deben tomar algunas medidas como reducir y evitar el consumo de alimentos con efectos bloqueantes y acumulativos, tales como:
1.Horneados (pan, pizzas, galletas, pasteles, entre muchos otros).
2.Toda clase de grasas saturadas de origen animal (carnes, embutidos, quesos, huevos).
3.Sal cruda, condimentos y cualquier tipo de botana salada.
4.Exceso de fritos y aceite y alimentos ahumados de origen animal.
Es muy importante respetar las pautas simples para ayudar a sanear el cuerpo: comer a horas fijas, cenar temprano o hacer una merienda-cena y redescubrir los beneficios de las proteínas vegetales.
Masticar bien y no pasar hambre
Dicen los expertos que uno de los mayores errores cuando se hace una dieta, es saltarse una comida o aguantar con hambre hasta la hora de la cena.
Si no se pueden soportar las ganas de comer algo, hay que saber escoger bien el alimento, por ejemplo: tiras de verdura, licuados de frutas o ensaladas de todo tipo.
Bradford señala que masticar adecuadamente beneficia la digestión, produce un estado de energía y vitalidad estable, se come menos y reduce los alimentos entre comidas, entre otros muchos beneficios.