No hay duda de que el ejercicio es beneficioso tanto para usted como para su bebé (si no surgen complicaciones que limiten su capacidad de hacer ejercicio durante todo el embarazo). El ejercicio puede ayudarla a lograr lo siguiente:
sentirse mejor. En un momento en que usted se pregunta si es posible que ese cuerpo tan extraño sea suyo, el ejercicio puede aumentar su sensación de control y el nivel de energía. No sólo la hará sentirse mejor al liberar endorfinas (sustancias químicas que produce el cerebro), sino que le permitirá lo siguiente:
aliviar los dolores de espalda y mejorar su postura al fortalecer y tonificar los músculos de la espalda, los glúteos y los muslos
reducir la constipación al acelerar el movimiento intestinal
prevenir el deterioro de las articulaciones (que tienden a aflojarse durante el embarazo a causa de los cambios hormonales) al activar el líquido sinovial que actúa como lubricante
ayudarla a dormir mejor al aliviar el estrés y la ansiedad que la hacen estar inquieta durante la noche
verse mejor. El ejercicio aumenta el flujo sanguíneo hacia la piel, otorgándole un aspecto más fresco y saludable.
prepararse y preparar su cuerpo para el nacimiento del bebé. El parto será más fácil si sus músculos son fuertes y su corazón está en buen estado. El control de la respiración también puede ayudarla a enfrentar el dolor. Y en el caso de un parto prolongado, la capacidad de resistencia al dolor juega un papel muy importante.
recuperar más rápido la silueta que tenía antes del embarazo. Acumulará menos grasa durante el embarazo si continúa haciendo ejercicio (en el caso de haber hecho ejercicio antes de quedar embarazada). Pero no trate de adelgazar haciendo ejercicio durante el embarazo. Para la mayoría de las mujeres, el objetivo es mantener su estado físico mientras está embarazada.
El parto es la culminación del embarazo, es el mecanismo por el cual se produce la expulsión del feto desde el útero al exterio. En ese momento usted experimentará un leve dolor de espalda, se romperán o no las membranas y se presentarán las contracciones uterinas que irán progresando en frecuencia y en intensidad.
El trabajo de parto suele dividirse en trabajo de parto verdadero y falso. El trabajo de parto falso es bastante común al final del embarazo y se caracteriza por contracciones irregulares y breves del útero que se acompañan de dolor dorsal o abdominal leve pero es inconstante y no hay modificaciones en el cuello uterino.
El trabajo de parto verdadero se caracteriza por contracciones uterinas regulares, progresivas, más intensas y más cercanas entre sí, las cuales se acompañan de borramiento, dilatación de cuello uterino y del descenso del bebé por el canal del parto.
Durante el parto, es muy importante que controles tu respiración, ya que si consigues coordinarla con las contracciones, esto te dará energía y ayudará a que el bebé nazca.
Concéntrate en tu respiración cada vez que sientas una contracción, toma el aire por la nariz y expúlsalo lentamente por la boca. Cuando ya hayas dilatado completamente, toma aire profundamente y mantenlo, para empujar simultáneamente con los músculos del abdomen.