Una de las grandes esperanzas para adelgazar es conseguir la activación de la grasa parda que, en vez de acumular calorías, como la grasa blanca o “normal”, las consume. Se han realizado grandes avances al respecto, pero el problema es que, además de activar la grasa parda, se pueden alterar de forma indeseable otras funciones del sistema nervioso. De ahí la importancia del descubrimiento que traemos hoy a esta sección: la proteína BMP8B es un activador muy específico, lo que significa que podría activar la grasa parda sin modificar otras variables.
El estudio ha sido realizado por varios equipos de diferentes países: Estados Unidos, Suecia y España (universidades de Santiago y Barcelona), bajo la dirección y coordinación de Antonio Vidal-Puig, del Institute of Metabolic Science de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido. Se ha publicado en la revista “Cell”.
Los investigadores consiguieron activar de forma muy potente la grasa parda de roedores mediante la administración de la proteína BMP8B directamente en su hipotálamo y en dosis muy pequeñas. El resultado fue una considerable generación de calor corporal, con el consumo energético que esto supone. Por el contrario, cuando se inhibió la creación de esta proteína, los ratones se volvieron muy obesos, a pesar de ingerir una cantidad reducida de alimento.
Como ya hemos indicado, la gran ventaja de la BMP8B es que parece ser un activador muy específico, con más probabilidades que otros de no interferir en diferentes procesos del sistema nervioso que regulan aspectos como el ritmo cardíaco, la sed, el sueño o la presión sanguínea. Alteraciones, todas ellas, que serían indeseables. Por ejemplo, el riesgo de padecer trastornos psiquiátricos fue la causa de que se retiraran del mercado ciertos fármacos supresores del apetito.
En referencia a la investigación que comentamos, de la que ha formado parte, Francesc Villarroya afirma que los avances en materia de activación de la grasa parda suponen una gran esperanza a medio plazo para luchar contra la obesidad y sus enfermedades asociadas, como la diabetes tipo 2 o los problemas circulatorios. Una vez más, lo que hace falta es tiempo.