Realizar actividad física no tiene más que beneficios. Nos ayuda a mantener nuestra figura, a luchar contra el sedentarismo, a tener una mejor piel, a fortalecer los huesos y músculos, y a cuidar nuestra salud. Pero además, el ejercicio frecuente es la mejor forma de luchar contra las horribles várices que nos amenazan a todas las mujeres.
Existen diferentes clases de várices, algunas pasan desapercibidas, otras se manifiestan con las famosas “arañitas” y otras, las más graves y molestas, presentan una textura abultada.
El origen de las várices es diverso, muchas veces son hereditarias, sin embargo, esto no significa que inevitablemente las padezcamos; siempre estamos a tiempo de torcer el destino gáenético y prevenir estas molestias. También existen algunos factores predisponentes que hay que conocer para evitarlas.
Es más frecuente que las personas con sobrepeso tengan várices. Pero el factor de riesgo más importante para la aparición de várices es el sedentarismo.